La carta de vinos suele ser uno de los reclamos principales para que un restaurante se considere exclusivo. De hecho, unos alimentos frescos combinados con una buena selección de caldos son una pareja ganadora en cualquier negocio de hostelería. Sin embargo, los hosteleros suelen tener grandes problemas a la hora de elegir ya que en España existe una larga tradición vinícola que hace imposible conocer todas las variedades y marcas. ¿O no?
Hacemos un repaso de los vinos más exclusivos para tu restaurante, de cómo elegirlos y diseñar una carta de vinos que esté a la altura de las circunstancias. Además, el protagonismo del vino marca el menú. Por ello es fundamental que se seleccionen vinos que se complementen con las materias primas que se sirven en el restaurante. ¡Vamos a por ello!
Según qué tipo de restaurante sea, elegiremos vinos blancos, tintos o rosados. No obstante, es recomendable tener una variedad de cada uno ya que hay quién no es muy amante del vino pero no quiere renunciar a un buen caldo. No olvidemos que los tintos suelen casar bien con las carnes mientras que el blanco y el rosado están dirigidos hacia los pescados. Aún así, ofrecerle al cliente variedades de cada cual puede ser lo más apropiado.
Vino tinto: Dice el refrán que el “buen bebedor bebe tinto”. No sabemos si será cierto pero desde luego que en España hay buenas variedades de estos caldos. Entre ellos merece la pena incluir alguna variedad de Rioja o Ribera de Duero, especialmente en su variedad Crianza. También se puede optar por un Toro. Del mismo modo es recomendable elegir una variedad algo más suave de tinto como un Tempranilllo. En el caso de que se quiera optar por variedades de uva más suaves y con menos cuerpo – bien aceptadas por aquellas personas que no suelen beber vino -, elige vinos procedentes de Islas Canarias o un Mencía tinto. Estos son muy suaves.
Vino blanco: El vino blanco es siempre una buena opción tanto en su variedad seca y como la variedad dulce. Se puede optar por Ribeira, Albariño así como Rueda, entre muchos otros. Especialmente en la costa mediterránea se conocerán muy buenas opciones. Los vinos blancos secos suelen ser muy bien recibidos en la degustación de pescados y mariscos. Por otro lado, los caldos dulces se prestan a más variedad.
Vino rosado: El clásico Lambrusco es el que más éxito tiene entre aquellos a los que no les gusta el vino pero que quieren acompañar la comida. En este caso puedes encontrar vinos de gran calidad provenientes de la provenza francesa. Estos vinos son ideales si en tu restaurante hay una selección de carnes blancas, pastas o arroces.
Otras variedades: Aparte de todos estos vinos, destacaremos también los “especiales” que se pueden denominar vinos para postre. Es el caso del codiciado vino de Oporto que suele ser un digestivo en Portugal. Además sus sabor extradulce e intenso puede resultar ideal como un complemento en combinación con una carta de postres.
En definitiva, las variedades de vinos depende de la comida y de si la carta es internacional, nacional o local. Cada vez es más común que los restaurantes opten por vinos que se puedan encontrar en la región.