La verdad es que el café es un ingrediente básico de nuestra vida. En muchas ocasiones uno se pregunta si podríamos resistir jornadas maratonianas de 8 horas seguidas de trabajo si no tuviésemos a nuestra disposición este buque insignia de los suministros de hostelería.
Por eso, sorprende que haya personas que aún duden de la importancia de tener un buen café en la hostelería. Desde luego, muchas veces que la gente va “a tomarse un café” en realidad está queriendo ir a tomar otra cosa, qué duda cabe.
Sin embargo, a lo largo del día el consumo de cafés en los bares y restaurantes es muy alto. Pensemos, tan solo, en los momentos en los que se consume este suministro de hostelería.
En primer lugar, están los desayunos. Cierto es que hay quien escoge chocolate con churros o un vaso de leche caliente o un té. Pero son los menos. La inmensa mayoría de “madrugadores” se decanta sin duda por el café, y es por eso que, junto con un buen bollo o croissant, es fundamental que nuestro suministrador de hostelería nos proporcione un café de buena calidad para recibir a los primeros clientes y darles la energía que buscan.
Más adelante, a media mañana, el consumo de café se dispara y es algo que cualquier especialista en suministros de hostelería sabe. Incluso los que por la mañana dicen que “no les entra nada” se animan a eso de las 11h a cogerse un café con una palmera o, a veces, sin nada más que una galleta. Le sigue la comida, que, aunque no todos, son muchos los que coronan con un café al igual que la cena; donde la elección es el descafeinado.
Entre comida y cena están las meriendas – muy queridas de quienes tienen gusto por lo dulce – y todos esos “cafés inclasificables” en los que hablamos de negocios, nos ponemos al día con un viejo amigo o simplemente echamos tiempo esperando a que llegue alguien por quien estábamos esperando.
La importancia del café entre los suministros de hostelería está fuera de toda duda. Por eso, los principales bares y restaurantes se dan cuenta de que no pueden confiar en cualquier café. Coger un café de calidad para sus clientes puede tener consecuencias a largo plazo… ¡Y consecuencias nada buenas! Del mismo modo que hemos oído mil veces lo de “vamos a tomar un café y me lo cuentas”; no son pocas las veces que hemos oído también lo de “en ese bar no ponen buen café”.
Y es que el café es, de lejos, el ingrediente más importante de todos: Ni el postre, ni el vino, ni siquiera el pan se le acercan en popularidad… Por eso, uno de los mejores consejos que puede seguir y aplicar un hostelero es optar por un buen café, bien tostado y molido con el que preparar las diferentes especialidades que buscan los clientes: solo, largo, con leche, corto de café, con baileys… Todas las opciones son válidas, siempre y cuando, claro está, que las sepamos preparar y que contemos con un buen café entre nuestros suministros de hostelería. Además, están también los sibaritas del café como ocurre con el resto de las comidas e ingredientes. Cada vez hay más personas expertas en café a la que les encantan las mezclas: las cafeteras de cápsulas, los cafés con fragancia, las variedades tropicales, africanas y americanas… Si un restaurante o una cafetería quieren triunfar, tienen que tener cada vez más presente que este grupo no es precisamente pequeño. Así que, no lo pienses más y… ¡Marchando un café!